El Cristalino es la lente que tenemos dentro del ojo y que permite que se enfoquen las imágenes en la retina.
Una Catarata es una opacidad del cristalino que dificulta la entrada de luz dentro del ojo. Esto ocasiona que la imagen no se enfoque en la retina.
Normalmente las Cataratas tienen una causa multifactorial, siendo la edad la que más influye. Además, no suele presentarse de golpe, sino que van apareciendo a lo largo del tiempo.
Los síntomas más habituales son la pérdida de visión progresiva, fotofobia, deslumbramientos y distorsión leve en la intensidad de los colores, lo que ocasiona que se dificulten actividades cotidianas, como conducir por la noche, leer los subtítulos de la televisión o necesitar mucha intensidad de luz para leer.
La mejor y única solución una vez detectadas las Cataratas es la cirugía.
La cirugía de catarata es una de las intervenciones más seguras y con muy buenos resultados. Por otro lado, no suelen necesitar de ingreso hospitalario y se realizan con anestesia local.
En las operaciones, se retira la opacidad creada en el ojo y se inserta una lente intraocular, que variará dependiendo de las necesidades concretas del paciente:
Lentes Monofocales: corrigen miopía e hipermetropía.
Lentes Tóricas: además de lo anterior, corrigen también el astigmatismo.
Lentes Trifocales: además de lo anterior, corrigen la presbicia.
Lentes de Rango Extendido: corrigen todo lo anterior, incluida la visión intermedia, pero no la visión cercana como las Lentes Trifocales.
De esta forma, la cirugía de catarata también ofrece un tratamiento refractivo, que permite al paciente poder prescindir de gafas, ya que la misma lente corregirá esta necesidad.
La recuperación suele ser rápida, si bien puede variar entre individuos, por lo que la vuelta a las actividades habituales se da en un plazo corto de tiempo.