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Comúnmente se denomina “ojo vago” a la ambliopía. Es una disfunción que sucede en edades tempranas y que tiene solución si se detecta a tiempo.

Se trata de una disminución de la agudeza visual que no se justifica por una alteración estructural. Esta disminución de la visión puede ser en un solo ojo o en ambos, y ocasiona que la visión final de la persona no alcance su máximo potencial.
Las causas más comunes de la ambliopía suelen ser los defectos de refracción, como la hipermetropía o miopía, y otros menos habituales como la catarata congénita o caída de párpado.
La problemática que conlleva la ambliopía es que no se suele detectar en el día a día, ya que el niño o niña no tiene referencia de lo que es una buena visión. Siempre ha visto de esa manera. Además, el ojo sano suele suplir las carencias del ojo ambliope.
Por eso es muy importante realizar revisiones periódicas anuales a tus hijos aunque no hayas notado nada fuera de lo común.
La ambliopía sólo se puede corregir cuando se es pequeño, ya que la plasticidad neuronal de los niños permite que puedan “reaprender a ver”. Lo ideal es que se trate antes de los 7 años de edad para que tengan una correcta agudeza visual a lo largo de su vida.
Es importante señalar que más allá de los 12 años no es viable un tratamiento por lo que si no tomamos medidas, puede ocasionar problemas permanentes en la visión, que serán arrastrados toda la vida.
En Oftalmovisión, tratamos directamente la causa que produce el “ojo vago”. Además, lo habitual es combinarlo con un tratamiento rehabilitador como el conocido parche, la terapia visual u otras técnicas.
La Doctora Ana Ortueta Olartecoechea, especialista en oftalmología pediátrica, nos lo explica en el siguiente video: